Si disfrutas del hecho de cantar es que la naturaleza quiere expresarse a través tuya por medio de los sonidos, por medio de la unión de la música y de la palabra.
Que todos los que cantamos tengamos este don no quiere decir que éste se produzca de la misma manera. Es, por ejemplo, a través del timbre, del color de los matices que hacen que una voz sea única y diferente lo que manifiesta que el don se produce de manera diferente. Por lo tanto el don lo tenemos todos los que somos llamados a expresar cantando. La manera de hacerlo es lo que nos distingue a unos de otros. En la diversidad reside la riqueza de la naturaleza, la compleja belleza que caracteriza la naturaleza es la tremenda diversidad que se produce dentro de ella. Por lo tanto no nos hemos de preocupar de ser diferentes. Más al contrario, tenemos que enorgullecernos de esa diferencia pues es la propia naturaleza la que ha querido que así sea, y como canales de la belleza de la naturaleza que somos cuanto antes aceptemos este hecho más natural encontraremos nuestro canto y por lo tanto más fácil y bello.
De ahí la importancia que tiene el no querer imitar la voz de otro, no querer tener las particularidades de otro porque, en su misma definición, las particularidades son precisamente lo que le hace "particular", único. Querer imitar a otro u otros es ir contra uno mismo y eso significa ir en contra de tu propia naturaleza, ir en contra de LA naturaleza. Lo mismo que querer tener una voz que se adecue a los estándares de lo que "se supone" que debe sonar según una tipología de voz.
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